DESASOSIEGO

Es lo que puede producir al confrontar las cifras del desempleo sobre nuestro país,  avanzadas por Euroestad, y los datos triunfales que facilita el Ejecutivo de MR: un mes de junio casi épico en la bajada del paro. Aplicando el ideario «aznariano» de «la lluvia fina», cala la idea anestesiante de que más vale un  puesto de trabajo mal pagado que nada. Sin embargo, al aplicar un mínimo de fijeza sobre datos tan exitosos, se comprueba que las diferencias entre afiliados a la Seguridad Social y el descenso de inscritos en las oficinas de empleo, nos apuntan una realidad que nos muestra la marcha masiva de emigrantes y nacionales al exterior, en busca de oportunidades aquí negadas, y contratos que tienen una duración de semanas o de días. A pesar de todo, se sigue afirmando con insistencia digna del doctor Goebbels que la recuperación económica es un hecho; al mismo tiempo prosigue el asalto a la hucha de la Seguridad Social para pagar las pensiones, como prueba «irrefutable» del buen camino emprendido por el Gobierno en la conducción de la economía de nuestro país.

Hostelería y construcción, principalmente, son los sectores donde más desciende el paro o, visto de forma más positiva, donde se concreta la creación de empleo. Son datos que parecen confirmar que el destino (y objetivo) de la economía española tiene una sola salida: la asunción de que se renuncia a cualquier alternativa de producción avanzada para centrarse en un país de camareros. Hay datos que abonan el anterior enunciado: pérdida de miles de puestos de trabajo en la Enseñanza, recortes ya comunicados a Bruselas para el sector educativo y descenso en el techo de gasto para el próximo año en los Presupuestos Generales del Estado, lo que se traduce en la negación de inversiones que transformen un modelo productivo que ha sido víctima propiciatoria de la especulación desaforada; amén de la «huida» masiva de ciudadanos cualificados (especialmente, jóvenes) hacia otras tierras en busca de oportunidades que aquí no se vislumbran en el futuro más o menos inmediato.

Llegados a este punto ―y puestos a ahorrar en lo «superfluo»― cabía preguntarse para qué tanto gasto en Educación Pública (especialmente la universitaria) si toda esa inversión no va a revertir en España, donde se cierran centros de investigación y se despiden a titulados superiores de todo tipo. En el mejor de los casos, miles de personas que se han formado en buena parte con los impuestos de la mayoría irán a prestar sus servicios a otras sociedades que no han desembolsado un euro en su formación. Solo cabe el consuelo de que los que se ven forzados a esta nueva edición de emigración masiva van provistos de algo más que la maleta de cartón de los años 60 y que puedan encontrar un trabajo acorde con su preparación.

Y no menor desasosiego es el que puede producir las declaraciones del presidente de la patronal CEOE, Sr. Rosell, en las que afirma que «un millón de amas y amos de casa se apuntan al paro para cobrar ayudas». Es un aserto que es preferible considerar que se debe más al cinismo y la desfachatez que a la ignorancia, sobre todo si tenemos en cuenta el lugar que ocupa el personaje en cuestión: presidente de la patronal española. Apuntarse al paro es un derecho (hasta ahora) de todo ciudadano que se encuentre sin trabajo con el objetivo de buscarlo y, a la espera de esa hoy remota posibilidad, recibir una formación que facilite su reciclaje profesional. Por otra parte, como muy bien debe saber el presidente de la CEOE, todo aquella persona que no haya cotizado con anterioridad podrá apuntarse al paro, pero no cobrará nada. Es más, la cifra de parados que se encuentran sin cobertura, a pesar de haber cotizado por anteriores trabajos, alcanza cotas de un dramatismo difícilmente soportable.

Por último, y aunque no con menor desasosiego, cabe tomarse las palabras de MR en Panamá, anunciado una «regeneración democrática», aunque se aplaza hasta septiembre, pues las vacaciones de verano son un tiempo muerto, aunque sagrado. O como decía el fundador del Opus Dei: «lo urgente puede esperar; lo muy urgente debe esperar». Muchas y buenas «células madre» políticas tendrán que injertarse PP y PSOE para erradicar las metástasis de corrupción que los corroe desde hace tantos años. Misión casi imposible, salvo que la ministra Fátima Báñez vuelva  a invocar a la virgen del Rocío, como ya hizo con el problema del paro. Aunque cabría esperar mejores resultados.