DEL REGUETÓN AL CATÁLOGO DE IKEA
La campaña electoral del 26-J se inicia con la confirmación del sorpasso por parte de PODEMOS al PSOE, según la encuesta del CIS, y sobre todo con un despliegue de ofertas audiovisuales que van desde la transformación del himno del PP en música de reguetón (para captar el voto latino) hasta el folleto de la formación morada inspirado, sin el más mínimo disimulo, en los catálogos de IKEA («la república independiente de tu casa»). Y de nuevo han sido Pablo Iglesias y los suyos los que están mostrando más originalidad, con propuestas que acaparan la atención de las redes sociales y los medios de comunicación. Los principales dirigentes de la formación morada se nos aparecen en el «catálogo» en cualquiera de sus actividades cotidianas y en un entorno burgués de clase media, tratando de presentarse como la formación trasversal que pretende englobar a la mayoría de la sociedad, a excepción de los privilegiados. Es algo que no casa bien con el socio de última hora (IU) que reivindica su inspiración comunista. Pero está claro que de nuevo PODEMOS ha vuelto a dar en el clavo: las demás propuestas, a su lado, no tienen pegada.
Por lo visto, en esta campaña los partidos políticos se dirigen más a los sentimientos que a proposiciones razonadas. Ya en 1933 Leni Reifensthal elaboró un montaje cinematográfico impactante del congreso del Partido Nacionalsocialista celebrado en Núremberg, mostrando a unas masas anhelantes ante un Führer providencial. Desde entonces, y desde todas las opciones políticas, los medios de comunicación se han empleado para conquistar a los electores y cada día el marketing político nos muestra que «las imágenes han reemplazado a las palabras, las han acorralado y devastado imponiendo su lógica y desplegando su intensidad inigualable a la hora de hipnotizar y agotar, de multiplicar y anestesiar dejando exhaustos a los televidentes globales»(Ricardo Foster: Los hermeneutas de la noche). Hace tiempo que quedó aceptado que los programas electorales no son para leerlos y mucho menos para cumplirlos. Como el papel lo aguanta todo, se pueden prometer bajadas de impuestos, ayudas sociales o creación de puestos de trabajo, aumento del gasto público o reducción del déficit a un ritmo distinto al que marca la UE. Y cuando la realidad no confirme las promesas será tarde y tendrá escasas consecuencias.
Los datos del CIS nos muestran un panorama complejo, dado que la única novedad de calado es el adelanto de PODEMOS al PSOE. Está claro que el partido del puño y la rosa se ha convertido en la cebra del Serengueti a la que todos quieren destrozar. No obstante, la cosa puede no resultar tan fácil: tras el 26-J Pedro Sánchez, si no es apuñalado por los barones tras otro resultado histórico, puede hacer de Pablo Iglesias y salir de la consulta del Rey anunciando los ministerios que quiere (los más importantes) poniéndoselo casi imposible al líder de la formación morada. Una formación que nació en la plaza de Vistalegre encabezando el radicalismo de los indignados como remedio a la enfermedad senil del izquierdismo (a lo Daniel Cohn-Bendit, el líder de mayo del 68), apoyado en el chavismo y en Syriza. En un desplazamiento tan lábil como en un plano inclinado impregnado de baba de caracol, PODEMOS ha dejado atrás a Maduro (según Antonio Navalón fue nombrado por Chávez como hizo Tiberio con Calígula: para ser añorado permanentemente. Se quedó corto: Maduro es en realidad, a nivel político, Incitatus, el caballo al que Calígula nombró senador) y ahora se proclaman «socialdemócratas» de nuevo cuño, para desalojar al desgastado PSOE de su espacio natural. Un par de convocatorias electorales más y la formación morada podría dejar atrás la plaza de Vistalegre para ocupar el Teatro de la Comedia (donde se fundó la Falange).
Por su parte el PP sigue con su extraña forma de «ganar» las elecciones. El sondeo del CIS le da incluso menos diputados que en el 20-D. Ante este panorama el presidente del Gobierno en funciones, si no cambian mucho las actitudes de los otros grupos políticos, tiene las mismas posibilidades del formar gobierno que el 20-D: ninguna. En cuanto a CIUDADANOS todo apunta a que se mantiene igual. La situación, por tanto, dependerá de lo que ocurra con los socialistas: apoyar un gobierno de Pablo Iglesias o abstenerse para que siga el PP. Dilema nada fácil de resolver. Todos han prometido que no habrá una tercera cita electoral, pero ya sabemos que las promesas de los políticos son las que tienen menor grado de cumplimiento.