DE MAYO HASTA LA MONCLOA

Consumado el ensayo electoral, con la cita autonómica andaluza, todos los participantes dan los últimos retoques para presentarse en la salida de la carrera de mayo en las mejores condiciones posibles, pues se trata de un auténtico maratón que tiene su meta en el Palacio de la Moncloa. Precisamente la reserva de la estrategia de carrera es lo que impide que se resuelva la incógnita de quién se sumará al PSOE para hacer posible la investidura de Susana Díaz. La táctica de ocultamiento o la resistencia irreductible tras las «líneas rojas» puede conducir a una repetición de las elecciones. Pero eso está por ver.

Lo que apuntan las encuestas es un empate técnico entre cuatro formaciones: PP, PSOE, PODEMOS y CIUDADANOS. IU y UPYD parecen condenadas a la insignificancia o la desaparición. Con las reservas del margen de error de todas las encuestas y que el tiempo cambia opiniones a velocidad de vértigo, el panorama que se presenta es novedoso pues, hasta ahora, al PSOE o al PP les ha bastado el apoyo de los nacionalistas cuando no disponían de mayorías absolutas. Aunque el porcentaje de votos que obtengan las cuatro formaciones citadas sea parecido, no será así el número de escaños que consigan: el diputado es «más caro» en las zonas urbanas que en las rurales y el desfase beneficiará al PP y al PSOE. Por otra parte, está por ver si la mayoría del votante joven ―inclinado en buena parte hacia las formaciones emergentes― mantiene su intención de acudir a las urnas en municipales, autonómicas y generales.

El PP y sus dirigentes parecen fiarlo casi todo a los datos económicos que aseguran una recuperación que buena parte de la población castigada por la crisis no percibe. Los avances de agencias especializadas y organismos internacionales confirman la recuperación, incluida la bajada del paro. Sin embargo, otros datos apuntan a un aumento espectacular de las desigualdades, un deterioro ostensible de los servicios sociales y la Enseñanza, una precariedad cada vez mayor en un empleo que desciende su retribución con respecto a la media salarial europea o un abochornante aumento de peticiones a Caritas o a los bancos de alimento. Salvo una copernicana inversión en intención de voto, el PP no volverá a obtener la mayoría absoluta, aunque se mantenga firme en las zonas rurales o en el segmento de población de mayor edad.

EL PSOE no ha logrado todavía desembarazarse del pesado fardo ―ganado a pulso― de ser el responsable de la crisis o, cuando menos, de no haber sabido atajarla a tiempo. Como ya es tradición, los socialistas siguen empeñados en sus disputas cainitas que en nada les favorecen. El actual secretario general, Pedro Sánchez, ha sido cuestionado antes de que tomara posesión de su despacho en Ferraz. La victoria en Andalucía  puede ser un punto de recuperación, pero el imprescindible apoyo de los votos de Cataluña es algo inalcanzable, con un PSC reducido a la marginalidad, debilitado por la falta de respuesta convincente ante el desafío nacionalista. Las promesas de recuperar los recortes sufridos no parece que encandilen ―según los datos de todas las encuestas― a una sociedad dispuesta a aprovechar la ocasión para propinar una patada en el trasero a los que considera culpables de todos sus males.

CIUDADANOS es una opción que en unos meses ha elevado sus expectativas de forma casi exponencial, sin que estén muy claras las razones. Con una vida casi marginal durante varios años en Cataluña, su líder, Albert Rivera, ha pasado a ser uno de los políticos mejor valorados y su partido se ha situado en disposición de ser decisorio para la gobernabilidad de ayuntamientos, comunidades autónomas y el propio gobierno del Estado. Con un programa económico que postula la racionalización de recursos, puede romper el monopolio de la representación del centro-derecha,  hasta ahora en manos de los Populares.

PODEMOS es sin duda el fenómeno más deslumbrante del firmamento político. Y la habilidad de sus dirigentes ha conseguido una presencia constante en los medios de comunicación ―con la excepción de los gubernamentales― y en las redes sociales. Recogiendo el testigo de las manifestaciones del 15-M, han logrado situarse en cabeza de la mayoría de las encuestas, aunque los últimos datos apunten a un estancamiento o caída. Esta tendencia podría venir respaldada por la elección de la dirección en Andalucía: la secretaria general fue elegida por más del 80% de los votos, pero con un 10% de participación. PODEMOS participa de los planteamientos del postmarxista Ernesto Laclau y su idea de ocupar los espacios «vacios» dejados por formaciones gastadas, con una incidencia mayor en el mensaje que en el proyecto político. Superada la idea-fuerza de la «clase obrera» por la evolución del capitalismo, gracias en buena parte a la informática, el campo de acción se amplía, de aquí que afirmaran que «izquierda» y «derecha» son conceptos superados. Sin embargo, se recupera el reduccionismo marxista de «explotadores» y «explotados», para actualizarlo con «la casta» y «los indignados».  Pero el reflejo electoral no es automático, porque son más factores los que influyen y permiten que, en buena parte de las ocasiones, las fuerzas conservadoras, la de los «explotadores», obtengan la mayoría y el Gobierno.

Siguiendo una frecuencia contumaz, las constituciones democráticas tienen corta vida en España. A la del 78 le han salido infinidad de reformadores y no pocos dispuestos a enterrarla. Las competencias menguantes del Estado, la financiación autonómica y los movimientos centrífugos de Euskadi y Cataluña han llevado al límite la resistencia de sus costuras. La carrera electoral que ha de culminar al final de este año nos deparará una clase política renovada; bueno sería para todos que tuvieran la altura de miras y la capacidad de negociación de los políticos de la ahora tan denostada Transición.