Con la Iglesia hemos topado
La frase original es: ─Con la iglesia hemos dado, Sancho. Pero claro, en los tiempos en que fue escrita (1615; Quijote, Sg. Part. Cap.IX) ironizar a costa de la Iglesia podía salir muy caro y el insigne «Manco de Lepanto» prefirió utilizar las minúsculas (edificio) para no soliviantar a la Institución (mayúsculas) y correr el riesgo dar de bruces con la Inquisición y perder el otro brazo. Sin embargo, este país lleva topándose con la Iglesia ─institución mayúscula─ desde hace siglos, para su mal: por acotar, empezó con la implicación ruinosa en las guerras de religión hasta la implantación del nacionalcatolicismo (Franco entrando bajo palio en las iglesias, como el Santísimo Sacramento, obispos procuradores en Cortes y Concordato para recuperar privilegios perdidos durante la II República).
Dos leyes, Educación y Aborto, quieren devolver a la sociedad española a un tiempo de oscurantismo que creíamos superado. Pero no es así. El sector más duro de la Conferencia Episcopal está a punto de imponer su particular sharia católica: para que los ciudadanos más jóvenes se eduquen en los valores del catolicismo más rancio y con la asignatura de Religión con el mismo valor académico que las Matemáticas o la Física. Controlar la Educación de una sociedad es garantizarse influencia y poder, vocación ejercida por la Iglesia desde la aparición de Pablo de Tarso y materializada con Constantino para ser la religión del Estado. A partir de entonces la Iglesia (institución) ha tocado el poder, ha sido poder, y se resiste con todas sus fuerzas a renunciar a tan alta función, aunque descuide otros menesteres más espirituales. Es más, en estos tiempos de aguda crisis y profundos recortes, la Iglesia Católica es la única institución que no ha sufrido menoscabo en su asignación económica por parte del Estado. Se han atropellado derechos (Sanidad o Pensiones) y se ha reducido de forma suicida en I+D. No obstante, la Iglesia ha visto incrementada su asignación y ha acrecentado su patrimonio, graciosamente, inscribiendo a su nombre cientos de bienes inmuebles de una manera de dudosa legalidad y sin la menor contribución a la hacienda pública.
En cuanto al Aborto, los que han renunciado voluntariamente al sexo, aunque en sus filas alberguen a cientos de miembros con comportamientos execrables, se permiten imponer todas las trabas posibles para hacer que el derecho de la mujer a decidir sobre su maternidad, incluido el supuesto de malformación del feto, sea casi imposible en la práctica. Este proyecto de Ley es el que más recelos está provocando en el seno del partido que sustenta al Gobierno. En la versión chusca de Romance de lobos a la que aparece abocado el PP, varios dirigentes autonómicos, ante sus particulares citas electorales, plantean que es más rentable dejar las cosas como están y no lastrar más las alas de una gaviota que, según las encuestas, vuela cada vez más bajo y corre el peligro de tropezar con algún accidente del terreno. De momento, MR, en su papel de difuminado D. José Manuel Montenegro, se limita a pedir calma y paciencia a sus «hijos», aunque algún que otro D. Farriquiño empieza a actuar por su cuenta, para asegurar su «herencia».
En un rasgo de sastrecillo valiente, el abrasado líder del PSOE amenaza con denunciar el Concordato cuando le sea posible (nunca, según las encuestas). Pero la vergonzante relación que mantiene la España democrática con la Iglesia Católica ─la injerencia del Estado Vaticano en la soberanía del Estado Español─ podía haber sido corregida hace tiempo, tanto por Felipe González como por ZP. La determinación para sacar las tropas de Irak debió ser también empleada para poner en su sitio a una institución que una semana sí y otra también salía a las calles para protestar contra el Gobierno que le mantenía sus privilegios y le aumentaba las asignaciones.
Nietzsche se quejaba amargamente: «¡Casi dos milenios, y ni un solo Dios nuevo!» (El Anticristo, 18). Se equivocaba, como en otras muchas cosas: desde siempre existe un solo Dios, se llama Poder y a él rinden culto la Iglesia Católica y todas las demás religiones.