¿Cómo pintar un retrato de Cervantes y hacerlo pasar por auténtico?

Corría el año 1910 cuando José Albiol, profesor de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Oviedo y valenciano de querencia obsesiva, encontró una tabla del siglo XVI en la que aparecía el retrato de un caballero desconocido. Con la ayuda de Eugenio Tamayo, alumno suyo y después un conocido pintor asturiano, que fue además el que lo contó, borró el óleo antiguo y pintó y repintó la tabla haciendo un nuevo retrato, a la que sometió a continuación a un proceso de humedecimiento y secado, seguido de un barrido y craquelaje, con el fin de conseguir una apariencia de envejecimiento. A la vista del resultado creyó haber logrado la perfecta falsificación, el famoso retrato de Cervantes realizado por Jaúregui, nunca encontrado y siempre buscado, que éste le había prometido al escritor.   

En su autorretrato literario, Miguel de Cervantes se describe de rostro aguileño, cabello castaño, frente lisa y desembarazada, alegres ojos y nariz corta aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años fueran de oro; los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes no muy crecidos……. Sin embargo, en su falso retrato aparece con una cabeza apepinada y unos bigotes que le llegan hasta la gorguera, lo que remata con un letrero de letras claras en la parte inferior del cuadro: “Juan de Jaúregui pinxit, año de 1600”, fecha, por cierto, en la que el (precoz) artista no pasaba de los dieciséis años, detalle que al falsificador le pasó inadvertido o consideró que no era como para reparar en él. Y para completar el entuerto, escribió en la parte superior del lienzo “Don Miguel de Cervantes Saavedra”, ignorando que Miguel de Cervantes nunca había usado el “don”.

Terminado el retrato, propagó por todo Oviedo el feliz descubrimiento, que presentó a Rodríguez Marín, Director en aquel entonces de la Real Academia Española, que lo dio por bueno y ordenó colocarlo en un lugar de honor, donde es posible que todavía siga. Y como colofón, el Sr. Albiol, en recompensa, obtuvo su ansiado retorno a su tierra, que era en el fondo de lo que se trataba.

Gregorio Vigil-Escalera 

De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)