“Benzema es la hostia”. Esas han sido las palabras de Zinedine Zidane, después de la exhibición del delantero francés en Balaídos. Además de marcar dos goles, dio el pase del tercero que marcó Asensio, poniendo el punto final al encuentro frente al Celta de Vigo que terminó claudicando por (1-3).
Lo mismo que Zidane ha expresado públicamente, es lo que piensan muchos seguidores blancos al ver como el Real Madrid sigue aferrándose a la liga, gracias a los dos goles del francés y a ese pase definitivo. Benzema es ese delantero sin gol que más goles marca.
Ante el Celta, el Real Madrid jugó con la misma seriedad y solidez que frente al Atalanta. Ganó 1-3 en un partido trabajado que tuvo en Benzema, ese futbolista que se convierte en muchas ocasiones en un bailarín de postín, a su gran benefactor con sus dos goles y con ese pase final a Asensio que cerraba el partido. Un resultado que le sirve para seguir metiendo presión a Barcelona y Atlético de Madrid.
Los de Zidane brillaron con luz propia durante los primeros 35 minutos con un juego sobresaliente guiados por Benzema como gran gurú y Kroos, en la distribución. El Madrid era un equipo preciso en el pase, intenso en la presión y a la hora de disputar el balón no les temblaban las piernas.
En ese tiempo llegaron los dos goles de Benzema, un auténtico especialista en hacerle goles al Celta, que contó con la inestimable ayuda de Kroos, autor de los dos pases en sendos goles. El primero con un pase interior que parecía imposible; y en el segundo con un robo de balón al borde del área a Tapia. En ambos tantos, Benzema, en estado de gracia, los colocó en las esquinas donde es imposible que lleguen los guardametas.
La superioridad madridista en más de media hora vino marcada por su centro del campo, con sus mariscales Modric y Kroos y el sargento para todo, Casemiro. Con la clase y precisión de los dos primeros, y el trabajo del tercero, desarmaron al Celta durante casi todo el primer periodo. Sin embargo, el gol de Santi Mina al filo del descanso, en un fallo de marcaje, les dio vida a los celestes, que si por algo se caracterizan es por no desconectarse de los partidos.
Con el 1-2, el Celta se enchufó al partido y en el segundo periodo salió con más marcha en busca de la igualada, ejerciendo una presión más alta que metió en algunas dificultades a la defensa blanca. Pero entonces emergió Nacho, que se postuló en el líder de la retaguardia. Un jugador que vale tanto para un roto como para un descosido. Una pieza siempre necesaria.
El Celta, en la segunda parte llevó la iniciativa pero sin mucha metralla. El único que llevó peligro, fue ese delantero inquieto llamado Iago Aspas que obligó a Courtois a una gran intervención en un disparo suyo que llevaba veneno; y en una falta, Casemiro muy oportuno con el flequillo, desvió lo justo para que el balón diese en en palo. Por cierto, una falta muy peligrosa que se inventó el colegiado Melero López. Modric dio un pase lateral y en el arrastre cayó Tapia. El árbitro, sorprendentemente, castigo con falta del croata que no daba crédito. Ni él ni nadie.
Zidane en esta ocasión, tal vez por la ausencia de Sergio Ramos, jugó un 4-4-2 con Valverde como cuarto centrocampista, con Vinicius y Benzema como hombres más adelantados. Y como vienen siendo habitual en el técnico francés, a los 70 minutos realizó los cambios. En esta ocasión salió Kroos, penalizado con una amarilla, y entró Asensio que a la postre cerró el resultado y el partido tras pase magnífico del ala delta de este Madrid, Benzema, que como diría Zidane, “está siendo (con perdón) la hostia”
El Real Madrid, en sus últimos dos partidos está transmitiendo buenas vibraciones . Llega al parón liguero con buena dinámica. Sigue muy vivo en esta liga.