ACEPTACIONES Y RECHAZOS

El mainstream actual -perdón por el anglicismo- no parece que padezca de esa angustia en la cual se instala el sentimiento trágico de la existencia (Cioran y Unamuno), sino que camina por senderos hermenéuticos que a fin de cuentas y de fiestas se reducen o regeneran según algunos, o se sintetizan, según otros, a procesos de experimentación entre lo constructivo, lo racional, lo expresivo, lo representacional y lo irracional. A los demás, si es que los hay, los dejan solos revolcándose en su tristeza, aislamiento y sonatas inaudibles de consuelo.

¿Llega el fenómeno estético y visual a expresar el prodigio -más bien milagro- de representar lo absoluto mediante la forma, de objetivar -más bien subjetivar- lo infinito con representaciones finitas? Todos quisiéramos estar seguros de ello, incluso aunque únicamente sea como un deseo extremo de la búsqueda de luz para seguir extraviados en las tinieblas.

También se ha dicho que las obras de arte auténticas son las concebidas por los artistas que no han rehecho su alma – ¡pero si no hay tiempo de rehacer nada! – sin que, entiendo, haya que morir para cambiar de género, renovarse…, tal y como sentencia Cioran.     

No creo, por lo tanto, que vayamos a desvelar nada nuevo si partimos de la base de que el sistema de valores artísticos y visuales se ve afectado en su autonomía desde el exterior, pudiendo acabar terminado y corrompido (Hermann Broch), lo que no sería insólito en una civilización que está continuamente haciendo pop art de las tragedias y desventuras de una mediatizada humanidad por la instrumentalización de unas imágenes que hasta nos las dan bendecidas por estar contrahechas.

Gregorio Vigil-Escalera

De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)