A tortazos por una esquina

Vladímir Tatlin (1885-1953), el constructivista y productivista, y Kazimir Malévich (1878-1953), el suprematista, eran grandes amigos y colegas. Los dos querían ser pioneros en el mundo del arte, proporcionándole nuevos derroteros. Por entonces, los movimientos y tendencias se sucedían a una velocidad vertiginosa. Lo importante era llegar siempre más allá y si pudiese ser, siendo el primero. Se trataba de una sociedad en plena convulsión, que no sabía cómo armonizar y cohabitar ideológicamente, logrando progreso, estabilidad y paz.

Durante años expusieron juntos y fueron miembros influyentes  de la vanguardia rusa. Para Malévich, el color y la textura eran fines en sí mismos y él dueño de un espacio que tenía la tarea de volver a cifrar el mundo. Para Tatlin, el arte significaba trabajar y formar el material y producir formas con él. En ambos se buscaba el paso definitivo: la utopía.    

A partir de ahí comienzan las diferencias, los desacuerdos, los distanciamientos, luego vendrá la rivalidad y al final la antipatía. Con lo que llegamos al año 1915 y a la exposición colectiva en San Petersburgo “La última exposición futurista: 0,10”, título ideado por Malévich, que fue precedida por una realización artística en secreto por ambos (no se les ocurriese robarse uno al otro los proyectos) y unos preparativos endemoniadamente enrevesados.

Así fue como llegado el día de la inauguración, al divisar Tatlin que Malévich había colocado su “Cuadrado negro” en la equina más relevante de la sala que él se había reservado, no pudo contener su furia y la emprendió a tortazos públicamente con él, no teniéndose noticias de quien fue en definitiva el ganador de la contienda. Lo que sí se supo fue que Malévich se llevó los laureles, sin que se haya despejado la incógnita de que hubiera pasado si hubiese ocurrido lo contrario, que Tatlin fuera el que hubiese ocupado con su obra la dichosa esquina.   

El camino hacia lo utópico en arte, si es que lo hay y nos saca de dudas, no debería ser tan áspero ¿no?

Gregorio Vigil-Escalera

De las Asociaciones Internacional y Española  de Críticos de Arte (AICA/AECA)