31 SOMBRAS DE RAJOY
Imaginemos la escena. MR pasea por el bosque de helechos arborescentes que rodea su refugio veraniego. Meditaba sobre las últimas informaciones que vienen en MARCA, con un preocupante mercado de fichajes que no termina de cerrarse y las incidencias de la Vuelta en la que, un año más, no participa Contador. Pero en último lugar, aunque el más importante, está su preocupación por la situación de España y el discurso que tiene que pronunciar para la inauguración del curso político. Medita como O incerto señor don Hamlet del admirado Álvaro Cunquiero; de pronto suena el móvil que solo tienen los íntimos y los ministros. En la pantalla aparece el icono de la ministro-milagro. Debe reconocer que esta mujer le recarga las baterías del optimismo; la tan denostada, por los que no quieren aceptar los hechos, Reforma Laboral ha producido medio año de descenso de las cifras del paro registrado. Lo que oye le sube hasta la bilirrubina: por primera vez en una década no hay incremento del paro en el mes de agosto y, para rematar la faena, hay registrados 31 mil parados menos (¡manda carallo!).
No podía ser de otra manera; llamándose Fátima e invocando a cada paso la protección de la Virgen del Rocío esta criatura tiene asegurado el sillón en el Consejo mientras él lo presida. No quiere hacer paralelismos pero le recuerda a Ana Steele, la protagonista de la exitosa novela de la británica E.L. James. Cierto que hay que emplear mucha imaginación, pero reconoce que tampoco él es lo más parecido a Christian Grey. Con estos datos, lo que le asegura De Guindos sobre la luz al final del túnel y la pertinaz incompetencia de la oposición puede fumarse un buen puro y estar tranquilo; el innombrable seguirá a la sombra en Soto del Real, por muchos SMS que tenga guardados y discos duros con información comprometedora. Al final, como decía su paisano Cela, y le repite su consejero áulico, Arriola, quien resiste gana. El curso político queda inaugurado no con el pantano al que recurría su paisano Franco, sino con el feliz anuncio de que la tormenta ha pasado, el crecimiento está a la vuelta de la esquina y, para cerrar bocas, con un importante descenso del paro.
Malos relatos aparte, es difícil de entender que el Presidente del Gobierno y la Secretaria General del partido que lo apoya se lancen a anticipar que agosto iba a ser un «histórico» en la creación de empleo si lo que han recibido es que el paro descendió en tan solo 31 personas. Recurriendo de nuevo a la imaginación, hay que suponer que en las oficinas de registro del paro se contabilizaron bien los datos que fueron transmitidos a instancias superiores. Y alguien, en la cadena de comunicación, entendió que ese «31» no era a palo seco, sino que iba acompañado el obvio «mil». Creemos, y queremos, creerlo así, por el bien de todos. Nadie, y menos con responsabilidad de gobierno, puede presentar la cifra 31 como un éxito en la lucha contra el paro y una demostración de que las reformas emprendidas están dando su fruto. Eso sí, ante el ridículo protagonizado por el jefe del gobierno, la segunda en la cadena de mando del PP y la ministra de Empleo, nadie se ha dado por aludido y, por supuesto, no se han asumido responsabilidades. Ni tan siquiera se ha corrido un «tupido velo», para tapar tanto ridículo, bochorno e incompetencia. Y, sobre todo, falta de respeto hacia los millones de personas que engrosan las listas del paro y no ven esa luz al final del túnel que con tanta ligereza se anuncia por parte de unos gobernantes que no se sienten responsables de nada y de nada responden.